martes, 18 de agosto de 2009

Trato indigno a los profesores de Quellón




Quisiera expresar mi profunda tristeza y malestar por lo ocurrido en la comuna donde trabajo el pasado miércoles primero de julio. Soy un joven y soñador profesor de matemática y me desempeño desde el mes de marzo en un liceo municipal con alto riesgo social de la comuna de Quellón en la isla grande de Chiloé. Durante este tiempo las relaciones entre mi gremio y las respectivas municipalidades se han visto alteradas debido a la existencia del famoso Bono SAE, como docentes hemos luchado por nuestros derechos, y por lo que por ley nos corresponde y nos hemos enfrentado a la opinión pública y a la sociedad en general, que muchas veces opina erróneamente que queremos sólo plata sin importarnos nuestros estudiantes. Lo cual no es así. Si queremos una sociedad justa, con igualdad, donde los derechos de cada persona sean respetados, lo mínimo que debemos hacer es exigirlos, como muchas veces canté en las protestas realizadas hace un tiempo “el profe marchando, también está educando”.
El pasado miércoles correspondía el pago de este bono, la asociación nacional de alcaldes se había comprometido a cancelar un abono al término del mes de junio y Quellón no cumplió. Los profesores quelloninos son aguerridos y los compromisos se respetan ante todo. Ese día dejamos nuestras labores docentes y fuimos en masa a la municipalidad a exigir una solución y el alcalde Iván Haro no apareció. En su lugar envió el Secretario de la Corporación de educación a justificar los claros problemas de gestión que ocurrieron con excusas baratas y inconsistentes. La conversación quedó en nada. Decidimos quedarnos en la municipalidad y tomarla sin daños ni perjuicios por unos minutos. Cantamos y conversamos mientras esperábamos que llegara el edil. Hubieron encuentros entre algunos colegas y funcionarios municipales que fueron considerados ataques, oíamos comentarios dolorosos y despectivos de la gente que pasaba, como por ejemplo “por suerte estudié en un colegio particular”, “éstos quieren pura plata”, entre otros; lo que me demuestra el pensamiento de mucha gente, que ve a mi profesión como lo más bajo, la triste y ambiciosa labor de profesor, la lacra de entre las profesiones.
Tiempo después llegaron los carabineros, quienes sin problemas abrieron el municipio y gestionaron un encuentro entre nuestros dirigentes y el alcalde, quien para nuestra sorpresa estaba en el municipio, escondido cobardemente en algún lugar y obligado por la presión del momento tuvo que salir. Nuestros dirigentes conversaron con él y nosotros esperando afuera. Por palabras de los dirigentes, al principio la reunión fue tensa, pero luego se pudieron plantear los puntos de vista de ambas partes y se llegó a la conclusión de cancelar el bono SAE el viernes 03 de julio, todo esto por gestiones realizadas principalmente por la gobernación que por la municipalidad.
Luego nos fuimos del municipio a digerir lo sucedido a la casa comunal del profesor. A los pocos minutos oímos de una de las radios de la comuna, que el alcalde estaba emitiendo su opinión en vivo sobre lo sucedido con los profesores a la comunidad. Para nuestra sorpresa nos trató de delincuentes, gente que debería irse del pueblo, mencionó el nombre de algunos colegas (que ellos no eran bienvenidos por el pueblo y que ojalá se fueran), entre otras ofensas y calumnias.
Yo sinceramente quedé impresionado. Mudos por un rato, todos mis colegas y yo no podíamos creer que el líder de la comuna basureara de esa forma a los profesores de la comuna, que trapeara el piso con las personas que educan a sus niños, sus adolescentes y adultos, que nos tratara como unos vulgares delincuentes. Ese día había entre nosotros colegas con muchos años de experiencia, docentes conocidos y dignos de respeto, pero aún así se nos trató de la peor forma.
Ahora me pregunto, delincuentes ¿por qué? Por ser consecuentes con lo que se piensa, por exigir que las leyes se cumplan, por buscar el diálogo antes que la confrontación, por enseñar con el ejemplo que la dignidad de las personas y de mi profesión no se transa, le digo al Sr. Iván Haro que eso es precisamente lo contrario a ser delincuente; delincuente es aquel que comete algo ilícito y luego se esconde para no ser juzgado, aquel cobarde que no da la cara cuando comete un error y no cumple la ley, eso se acerca más a la definición de delincuente.
Al otro día, para colmo de la vergüenza, aparecen funcionarios de la municipalidad hablando ignorancias con respecto a los profesores, un par de señoras que ni siquiera tienen claridad de nuestro conflicto para ir a hablar a la radio y basurear nuestra profesión. Esa actitud me recuerda sucesos pasados… pero no importa, aún confío que nuestra comunidad sabe que no somos delincuentes, que día a día recibimos a sus hijos con todo el cariño y la dedicación que podemos entregar. No queremos por nada seguir parando clases, sólo queremos un trato justo y digno con todos los profesores y profesoras del país y que se valore, por fin, el aporte que hacemos a la sociedad.
Por último déjenme decirles a al señor alcalde de Quellón y a “sus” funcionarios que adoro mi profesión, luché toda mi vida por estudiar algo que me llenara de orgullo, que alimentara mi espíritu y me hiciera sentir parte importante de mi sociedad, la cual me necesita y deseo mejorar. Logré cumplir mi sueño de ser docente y puedo decir con orgullo que soy un PROFESIONAL DE LA EDUCACION, no permitiré que nadie me trate con desprecio por ser docente, exijo respeto y buen trato; porque yo, como muchos otros colegas, luchamos por los derechos no por el Bono. A mí esta vez ni siquiera me corresponde. Lo leyó bien.

Rodrigo Jiménez V.
Quellón - Chiloé

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