lunes, 24 de agosto de 2009

NOMADE



NOMADE...
Viajé sintiendo un torbellino de emociones, con el temor que produce lo desconocido e incierto; pero aún así creía que hacía lo correcto. Ya varias veces había cruzado ese canal magestuoso en compañía de excelentes amigos, en aquellos viajes tranquilizantes de veraneo, mas ahora lo hacía para vivir al otro lado: en el lado mágico. E iba solo. Miraba el camino recto rodeado de verde y sol. Un bosque alegre con casas tejuelosas se cernía tranquilizador sobre los márgenes de la ruta. Ya faltaba poco para que el viento despoje a los árboles de su manto verdoso y éstos parecían alegrarse de recibir otro visitante, bajo el luminoso sol de medio día, brillantes como un buen presagio. La misma tierra era la fertilidad en su máximo esplendor, con vida y movimiento, fría pero a la vez radiante en calor, colorida y desnuda , su espíritu era más que el espíritu de la vida. Yo insinuaba una especie de risa nueva: una risa que aún no puedo describir. Es lo que me produce la magistral sabiduría de la eternidad de la Isla que se reía de la futilidad de la vida al otro lado. Era la naturaleza salvaje, el helado y a la vez caluroso y acogedor corazón de las tierras chilotas del sur de Chile.
Mi isla, como a veces creídamente le llamo, es un lugar de revelaciones, un lugar de una genética extraña, con una estética definida pero a la vez abstracta y una historia cargada de hospitalidad. Sus formas son incitantes y bellas. La mente queda presa de la lluvia y las nubes, del sol y el viento. A esta isla donde me dirigí, buscando nuevos valores terapéuticos y espirituales, nunca escapé de la realidad, sino que sólo quiero descubrirla.
Quería movimiento y no una existencia sosegada y coartada de la gran ciudad. Quería simpleza, emosión y nuevas experiencias, así como la oportunidad de entregar amor y pasión. Me sentía henchido de tanta energía que no podía canalizarla a través de la vida tranquila y rutinaria que llevaba. Nómade. Muchos saben que el nomadismo me ha estimulado y llenado de júbilo. Es mi pensamiento, la condición nómada está asociada a viajar, cambiar, hasta escapar de la opresión y las obligaciones reinantes. Me gusta ese sentimiento de libertad que me da el viajar y respirar otro aire.
Si ahora recibo el día y la noche con alegría, si puedo observar desde mi ventana el mar y la cordillera con una café hirviendo en la mano, si la vida despide la fragancia de la naturaleza y el efluvio de la lluvia , si es más flexible y bondadosa, estrellada e inmortal, el mérito es mío (frase basada en aquella de Henry Thoreau).

Sí, el mérito es mío.

3 comentarios:

sthefa dijo...

Sí efectivamente el nomadismo te ha llevado a conocer nuevas experiencias, lugares y gente preciosa en el camino, también he compartido eso y gracias a tí en parte.
Es sobrecogedora la reflexión, más en la etapa que se avecina, Nómade, simplemente....

Rodrigo Jimenez dijo...

No será la última ni la penúltima vez que compartiremos viajes.... la vida nos depara muchas otras experiencias.... no sabemos dónde ni con kienes...lo que si sabemos es que este ímpetu estará en nuestra esencia.
Y me gusta.

Dani dijo...

Simplemente es el resumén de tu esencia!!... me encanto!
Y ahora siguiendo lo que quieres en la vida vas por ello!!... que lindo ver que lo logras...
...un abrazo nomade preferido!