martes, 19 de julio de 2011

LOS ESTUDIANTES SON UN NENUFAR



Voy caminando por las calles de la capital e intento admirarla; pero ¿qué significado tiene la belleza de la naturaleza, de las ciudades, de las cosas, cuando los hombres y especialmente aquellos del gobierno son malvados? Tenemos lagos y cristalinos ríos a los cuales nos aproximamos para ver nuestra serenidad reflejada en ellos; pero cuando no tenemos serenidad, no vamos allí. Me pregunto, ¿quién puede estar sereno en un país cuando una gran parte de los gobernantes carecen de principios?, ¿Quién puede estar sereno cuando los gobernantes conservan sus riquezas respaldándose en la institucionalidad que ellos mismos han creado? Y finalmente, ¿cómo podemos estar tranquilos pagando cantidades espantosas por recibir una educación que ni siquiera garantiza calidad, y menos equidad? Al pensar en el estado de mi país se me estropea cualquier paseo. En mi pensamiento asesino al Estado, les saco el cerebro lleno de signos peso e imaginariamente tramo complots contra él.
Pero el otro día acerté a oler un nenúfar en una bella laguna y me di cuenta que la estación que ansiaba, acababa de llegar. Él es el emblema de la pureza y del levantamiento. Brota tan blanco y hermoso a la vista y tiene tan buen aroma, que parece simbolizar la dulzura y la entereza; sin embargo, nace del légamo y del estiércol de la tierra.
Arranqué el primero que había brotado en una milla, consciente que muchos de ellos brotarían fuertes en los próximos días. ¡En la fragancia de esta flor se confirman nuestros actuales deseos! Me digo, al igual que el nenúfar recién arrancado, no voy a rendirme tan rápidamente ante el mundo, opondré resistencia a la seudo - esclavitud que nos imponen los seudo-dueños del país, a la cobardía y a la falta de principios de los políticos usureros. Esta fragancia me sugiere cuáles son las leyes que prevalecieron y prevalecerán, de tal modo que llegará el tiempo en que nuestros persistentes actos despedirán la misma fragancia. Así de poderoso es el olor de esta planta. Así como el nenúfar, nuestra naturaleza estudiantil y consciente aún puede crear esta fragancia con perspicaz vigor, que su probidad y fuerza creadora no tienen par y que hay virtud en la gran mayoría, porque es capaz de percibirla y amarla. En este momento no hay acuerdo en la fragancia del nenúfar. En él, lo dulce, puro y consciente de las manifestaciones quisieran estar absolutamente separados de lo ilógico, barroso, sucio e interesado del estiércol, pero necesariamente se mezclan. Definitivamente no hay en esta fragancia, olor a la necesaria resolución de fondo que nuestros olfatos tan bien conocen y desean. Así sucede, que el olor de sus actos puede realzar la frescura general del ambiente o hacerlo irrespirable, que cuando contempla u ole una flor, puede no darse cuenta de lo inconsciente de sus actos en relación con ella, porque todos los olores no son sino una forma de anunciar una cualidad moral, y si no se hubieran realizado buenas acciones, el nenúfar no olería tan bien como está oliendo. El fétido légamo representa el Gobierno y sus vicios, así como la decadencia de la educación; pero la fragante flor del nenúfar que crece de él representa la pureza, la valentía y la creatividad de la mayoría, cualidades inmortales.
La seúdo – esclavitud resignada y el servilismo que vivimos han dado lugar nuevamente a jóvenes flores de suave fragancia para hechizar los sentidos, y esto porque la esclavitud y el servilismo no tienen una vida real; son tan sólo decadencia y muerte colmando arcas ajenas, objetos ofensivos para todos los olfatos sanos. No nos quejamos de que existan sino de que no los entierren; sabiendo que incluso ellos son buenos como abono.
Brotemos fuertes y puros como el nenúfar estimados chilenos.

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